Entrevista a jubilados de Elgoibar sobre el río Deba. «Nuestras madres lavaban la ropa en el río»
“Nuestras madres lavaban la ropa en el río”
Antes de nada, presentaciones en toda regla, apretón de manos inclusive. Juanito Gorostiza, Sebastián Odriozola y Joxe Irureta, recios los tres, a pesar de sus ochenta y tantos. “Bueno, si hay presentaciones ahí tienes a mis dos fieles amigos, que me siguen a todos lados”, añade Juanito, señalando sus muletas. La cita tiene lugar en el Hogar del Jubilado de Elgoibar; la excusa, hacer memoria sobre el río Deba. Porque puede que el río haya sido abandonado, pero no los recuerdos, de cuando el pueblo vivía unido al Deba. Porque si hay que recuperar el río, lo mejor es empezar por los recuerdos.
Sabemos de cuando bebían agua del río.
No en nuestra época. Del agua del monte sí bebíamos, pero no la del río.
Pues, parece que nos mintieron. Aún así, ¿os bañabais no?
Eso sí. Habrá pocos en el pueblo que no lo hayan hecho. Nosotros preferíamos la parte de arriba, de la plaza hacia arriba. Los de Maala, por su lado, tiraban hacia abajo, hacia Aldeibarra, en Altzola. Eran sitios muy concurridos.
Y aprenderíais a nadar en el río, por supuesto.
¿Dónde si no? El río se ensanchaba al paso por Elgoibar y había muchos sitios propicios para nadar. Solíamos tener disputas con los eibartarras, ya que ellos no tenían sitios para ello.
¿Se remaba también?
No mucho, la verdad. Pero la Congregación de San Luis de Untzaga organizaba carreras de txanelas hará unos 40 años atrás.
Sin duda, el río estaría en mejores condiciones que ahora…
No hay duda, no. Como había muchas presas, el agua se acumulaba por tramos y se podía bañar. Además, los desagües sólo vertían los desperdicios de los hogares y era pasto preciado para los piscardos (ezkailu).
Habéis mencionado los piscardos (ezkailu), pero ¿habría más especies, no?
Por supuesto, decenas de ellos: piscardos, eskaldarrus, bogas (loina), loinaztis, barbos, cangrejos, truchas y hasta ranas se comían entonces. Los más mayores decían, además, que llegaban quisquillas desde el mar. Pero eso no llegamos a conocerlo.
Pero todo eso lo mataron los vertidos de las fábricas. Todavía todos los años suele haber alguno.
¿Angulas?
No en nuestra época, pero sabemos que años atrás solían cogerlas en Sasiola.
El río lleva años en deterioro, pero, ¿qué época ha sido la peor?
Hará ahora unos 7 años, cuando hicieron obras, el río estuvo fatal. A Esto se le unía todo lo que arrasaban las inundaciones y el panorama no era muy bueno. Aún así, las obras ensancharon el río y el pueblo respira ahora más tranquilo.
Antes de las obras, mucha gente solía pescar bogas (loina) con cañaveras o esquiroles. Aquello se convertía en espectáculo: cuando soltaban las presas venían miles de barbos y mucha gente se acercaba a contemplar los pescadores.
(…)
Valentín el cartero solía echar la red y no podía levantar por su propia fuerza la cantidad de peces que capturaba.
En Eibar el río pasaba bajo tierra y no se podía pescar. Por ello, los elgoibartarras vendían sus capturas allí, a los más adinerados.
Sabemos que la ropa se lavaba en el río.
De esta guisa andaban nuestras madres. Se levantaban a las 6 de la mañana e iban al río con un barreño en la cabeza y una bolsa en cada mano. ¡Hacía falta valor para meter las manos en el río en pleno invierno!
Había lavanderías oficiales en el pueblo, con sus piedras y demás. Todo ello se acabó hace 50-60 años, cuando llegaron las lavadoras al pueblo.
¿Pero el río tendría, también, lugares de ocio, no?
La presa de Goiko Errota era sitio perfecto para el baño, por el agua acumulada. Pocos/as habrá en el pueblo que no hayan llegado allí.
Luego había más lugares: Azkue, Kakatza (había bolera) y Usetxe eran también sitios muy concurridos. La gente pasaba allí el día, bañándose y pescando.
Esas costumbres se perdieron conforme el río se ensuciaba. Pero, ¿cuándo empezó realmente a ensuciarse?
Hará, más o menos, 40-50 años. Pero no se puede saber con exactitud. Hoy en día también se pueden ver vertidos de vez en cuando. La suciedad procede de las fábricas.
Cuando aparecen peces muertos, señal de que ha habido vertidos. Dicen que las anguilas son las más resistentes pero a veces éstas también aparecen muertas.
Dicen, también, que en dos o tres años se recuperará la vida en el río: basta con purificar el agua. Pero hay que controlar los vertidos, sino de nada valen los intentos.
Son las fábricas, en definitiva, las que ensucian el río.
Así es. Los desagües de los hogares han existido toda la vida y los piscardos (ezkailu) comían de ello, así que no era malo. Incluso los corrocones se acercaban.
Los niños ya no juegan en el río.
¡Que remedio! El río está sucio y los niños ni se acercan. Los pequeños de hoy chapotean en las piscinas del polideportivo.
Hasta aquí llega la entrevista, pero el trío da para mucho más. Un hamaiketako productivo, donde los haya. Mientras, el río sigue su curso junto al Hogar del Jubilado, a excepción de hoy, que ha hecho una pausa para el hamaiketako con sus viejos amigos.
ANÉCDOTAS
· El río, un espectáculo
La gente se reunía con cañaveras cuando había mucha pesca, y muchos curiosos los contemplaban. Esos días el río era un espectáculo.
· Los “submarinistas” de época
Las aguas eran profundas en el tramo del puente. Y cuando liberaban las presas miles de peces se acumulaban. Así, algunos buceaban en busca de peces y salían a la superficie con un pez en la boca y otro en cada mano. Era otro espectáculo.
· Perros de agua
Eran perros salvajes que vivían en el río. No había muchos pero alguno vimos con nuestros propios ojos.
· Inundaciones
Eran numerosas en nuestra época. Pero las del 83 colmaron el vaso. Hubo 7 muertos en los alrededores. Algunos de ellos fueron jóvenes que, intentando salvar sus coches recién comprados, se los llevo el agua. Fue una gran tragedia.
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